Innovar es la única manera de avanzar. Pero, seguramente, una de las asignaturas pendientes que tenemos como sociedad es ser menos competitivos, o mantener la competitividad pero sin perder nuestra humanidad, nuestra generosidad y nuestra capacidad para ayudar a los demás. Ni en la escuela, ni por supuesto en el trabajo, podemos poner la competitividad por delante de los valores humanos. Si ser competitivos significa tener que restar nuestra capacidad de ser generosos, no merece la pena serlo.
Creo firmemente que como sociedad debemos trabajar más en los valores sociales. Ahora mismo, sobre todo en el mundo empresarial, el éxito parece estar más asociado a ganar más o a ser el primero, y eso hay que cambiarlo: un proyecto con éxito es un proyecto que ayuda a los demás.