Powered by
La regeneración del agua es un proceso muy útil para mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales, reducir el gasto innecesario de agua potable para según qué usos y garantizar el suministro en épocas de sequía.
En 2017 Canal de Isabel II dio un paso para poner en marcha varias iniciativas de agua regenerada con un doble propósito: por un lado, mejorar la calidad ambiental de los cauces. Por otro, evitar el uso de agua potable para actividades que no lo requieren.
La perspectiva medioambiental está presente en todos los proyectos de Canal de Isabel II desde su fundación hace 170 años. Fueron los ingenieros Rafo y Ribera los encargados de diseñar un modelo de abastecimiento de agua para la ciudad que fuera lo más natural y sostenible posible. Para ello, aprovecharon el tramo desde el Pontón de la Oliva hasta el depósito del Campo de Guardias para traer las aguas del Lozoya beneficiándose de la gravedad, sin necesidad de incluir máquinas de vapor para impulsarla.
A lo largo del siglo XIX se puso la mirada en el entorno del río Lozoya con ánimo de preservar la cuenca y proteger la calidad de las aguas. Así, Canal apostó por repoblar y reforestar esta zona y, poco después, por empezar a probar sistemas de depuración del agua. La primera depuradora de la Comunidad de Madrid llegó a Buitrago de Lozoya antes de empezar a tratar el agua potable, en 1912.
El buen uso del agua es una máxima desde que se construyó el Pontón de la Oliva. La innovación en los procesos de depuración y generación de energía y el uso eficiente de los recursos son ejemplos de economía verde y rentabilidad medioambiental.
Fue a partir del siglo XXI cuando Canal apostó por la reutilización del agua como gran proyecto de futuro.
El agua residual, que procede de viviendas o de actividades industriales, se transporta a través de las redes de alcantarillado municipal hasta las estaciones depuradoras. Allí comienza el proceso de saneamiento para volver a tener una vida útil. Se eliminan desperdicios y elementos sólidos que pueda contener el agua, materiales decantables y materia orgánica. Cuando este proceso culmina, el agua está lista para volver a los ríos o arroyos en las mejores condiciones.
Con esta acción se contribuye, por una parte, a mejorar la calidad de los ríos y, por otra, se alivia la presión de los embalses. El resultado es una gestión más sostenible de los recursos.
Teniendo en cuenta que el agua es un recurso limitado, la regeneración de las aguas residuales tiene un valor incalculable. Gracias a un tratamiento adicional que recibe el nombre de tratamiento terciario, es posible adecuar la calidad del agua para utilizarse en rutinas que no impliquen consumo humano, como el riego, el baldeo de las calles o los usos industriales.
El agua regenerada llega ya a 370 parques y zonas verdes de la región, además de plantas industriales como la papelera International Paper, que produce papel reciclado gracias al agua reciclada de la EDAR de Arroyo Culebro Cuenca Media-Alta.
El agua regenerada tiene un gran valor añadido en la Comunidad de Madrid, ya que aumenta de manera significativa la disponibilidad de agua natural y permite un gran ahorro.
De hecho, desde que se comenzó a producir, Canal de Isabel II ha conseguido ahorrar más de 133 millones de metros cúbicos de agua, es decir, una cantidad superior a la que contiene el embalse de Valmayor, el segundo más grande de la región.
Hoy en día, con el agua regenerada que produce Canal se riegan 370 parques y zonas verdes de la región, además de 11 campos de golf. En total, cerca de 3000 hectáreas de terreno.
Bajo sus tres principios de oro – calidad, sostenibilidad e innovación -, Canal de Isabel II impulsará la eficiencia energética y la energía verde mediante otros proyectos vinculados a la energía solar o al hidrógeno verde.
La idea es expandir su buena experiencia en la regeneración de agua a otros proyectos basados en sus principios básicos para continuar su camino hacia la rentabilidad medioambiental. Canal de Isabel II, empresa pública de la Comunidad de Madrid, ya forma parte de las empresas españolas que mejor han adaptado sus procesos a la sostenibilidad, según el último análisis de la agencia de calificación de riesgos Ficht. En el ranking aparecen 100 compañías europeas, de las cuales, 10 son españolas.
Un proyecto de La Razón para