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Limitar el calentamiento mundial es el objetivo principal adoptado en el Acuerdo de París, un tratado internacional por el que 196 partes se comprometieron en 2015 de manera jurídicamente vinculante a implementar medidas para rebajar sus emisiones. Este pacto es el arranque definitivo para concienciar a gobiernos y ciudadanos del gran reto al que nos enfrentamos, especialmente en las grandes urbes. Descarbonizar estos entornos y ofrecer soluciones para rebajar el tráfico es más que una prioridad, una urgencia.
En busca de la movilidad sostenible
Uno de los principales responsables de las emisiones de CO2 es el uso de combustibles fósiles, que son los que se utilizan en el transporte por carretera. Conducir 50 km menos cada semana supone reducir 450 kilogramos de emisiones de CO2.
La ecuación es sencilla: a menos uso del vehículo privado, menos emisiones. Sin embargo, cambiar esa cultura de priorizar el coche particular pasa por concienciar a los habitantes de las ciudades del peligro para su salud (y para la del planeta) que tiene esta costumbre, así como por ofrecer alternativas inteligentes, especialmente en un momento como el actual, en el que el miedo al contagio incentiva el uso automóvil propio frente al transporte público en muchas ocasiones.
Ciudades congestionadas
Según datos de Naciones Unidas y del Banco Mundial, alrededor de 4.000 millones de personas viven actualmente en entornos urbanos. En 2030 se prevé que el 60% de la población mundial viva en ciudades. Y esa cifra continuará aumentando hacia la mitad de siglo. La agrupación de personas en estas zonas significa un aumento del tráfico de vehículos privados. Sin embargo, no es inevitable: es posible diseñar nuevos modelos urbanos más orientados a los ciudadanos y a la sostenibilidad, que reduzcan la congestión y la contaminación en pro de la salud de las personas y la conservación del medio ambiente.
La industria de la automoción es la que mejor conoce el impacto de los coches. Los grandes fabricantes cada año se esfuerzan en presentar alternativas más verdes – modelos híbridos y eléctricos – a los tradicionales de combustión. Sin embargo, estamos en un punto tan crítico en el que eso no es suficiente: es necesario, además de disponer de opciones menos contaminantes que contribuyan a rebajar la congestión, especialmente en los centros de las ciudades, para crear, así, entornos más sanos en los que vivir.
9 de cada 10 personas respiran aire altamente contaminado según la Organización Mundial de la Salud
Cada año en España hay 33.200 muertes prematuras causadas por la mala calidad del aire
Ya lo estamos viendo: son muchas las ciudades que han cerrado sus centros al tráfico. Venecia no permite coches y es perfecta para pasearla, en Amsterdam apenas circulan coches y todo el mundo se mueve en tranvía o bicicleta y en Pontevedra los únicos coches que tienen permiso para acceder al centro son los residentes y los vehículos de empresas de paquetería. Cumplir con el Acuerdo de París y hacer ciudades más agradables para residentes y turistas es más necesario que nunca, por lo que es cuestión de tiempo que todas las áreas metropolitanas se transformen.
Menos emisiones para vivir mejor
La nueva Ley de Cambio Climático contemplada en el plan “España 2050: fundamentos y propuestas de una estrategia nacional a largo plazo” exige implementar Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en todas las ciudades de más de 50.000 habitantes.
En España, la aplicación de esta medida – que cuenta con el apoyo de la Unión Europea – afectará a 150 localidades y más de la mitad de la población total. Se trata de una herramienta que limita el acceso de los vehículos más contaminantes a determinadas zonas de las ciudades, como ya sucede en Madrid, por ejemplo. Con esta medida se reduce la congestión, la contaminación y la posibilidad de accidentes de tráfico.
Londres, un ejemplo de ZBE
La capital de Inglaterra ya cuenta con un sistema consolidado de Pago por Congestión y Zonas de Bajas Emisiones. En 3 años se redujo a la mitad el número de vehículos antiguos y contaminantes en el centro de la ciudad: 17.400 coches contaminantes menos y el equivalente a un atasco de 48 km de largo.
Esta medida supone un 44% menos de emisiones de dióxido de nitrógeno y que prácticamente toda la población ya no esté expuesta a la mala calidad del aire. Los ingresos derivados de las multas se reinvierten en transporte público, habilitación de más carriles bici y espacios urbanos que fomenten la peatonalización.
Experiencia, tecnología e innovación
El éxito de la implantación de esta medida radica en contar con la experiencia en gestión y la tecnología adecuada. Es por eso que Abertis Mobility Services (AMS) y Yunex Traffic, una empresa de Siemens, se han aliado para ofrecer tanto a ciudades como a empresas de transporte público soluciones para implementar estas políticas.
Según Christian Barrientos, director general de AMS, esta unión supone un paso adelante en el diseño de “ciudades más sostenibles y seguras, utilizando sistemas más innovadores, brindando gestión de servicios y excelencia operativa con un equipo con amplia experiencia en vías urbanas e interurbanas”.
Markus Schlitt, director general de Yunex Traffic, respalda la importancia de concentrar el know how de cada compañía en este proyecto: ”Uno de los propósitos de nuestra empresa es cuidar de nuestro planeta y emprender acciones que apoyen este propósito. Las zonas de bajas emisiones son una palanca en el camino hacia una movilidad más sostenible. Llevamos ya unos años trabajando en ello, y hemos adquirido una dilatada experiencia en proyectos ZEB anteriores y estamos felices de llevar nuestra experiencia a otras regiones. Para alcanzar los ambiciosos objetivos de hacer que el tráfico sea más sostenible y, por lo tanto, hacer que las ciudades sean más habitables, necesitamos ampliar nuestras redes y formar asociaciones sólidas. En Abertis Mobility Services hemos encontrado un socio con la misma pasión por las soluciones innovadoras y un amplio conocimiento del mercado local”.
La propuesta de plataforma ZBE es flexible y escalable y se crea a medida de la necesidad de cada ciudad. La prioridad es ofrecer un sistema end to end que se adapte y gestione directamente las consultas de los ciudadanos.
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