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Hacer visible lo invisible

Este 22 de marzo tiene lugar una vez más el Día Mundial del Agua, una fecha que nos ayuda a apreciar este bien natural que tanto necesitamos y que cada vez se encuentra más amenazado. 

Este año, la jornada se usará para poner el foco sobre las aguas subterráneas, un recurso hídrico que, aunque invisible, es fundamental para nuestra vida diaria.

Las aguas subterráneas son aquellas formaciones de agua dulce que se encuentran bajo tierra, aunque a un nivel superficial de la corteza terrestre, entre formaciones geológicas de rocas y arenas. 

Aunque el 70% de nuestro planeta Tierra es agua, solo un 3,5% es agua dulce. De ese pequeño porcentaje, casi todo se encuentra en la Antártida como agua dulce congelada y del resto, la mayor parte (un 0,5% del total) se encuentra bajo tierra. 

Aunque no visibles, las aguas subterráneas son fundamentales para el planeta y nuestras vidas.

En la naturaleza, las aguas subterráneas contribuyen al buen funcionamiento de lugares con grandes cuerpos de agua, como humedales o ríos. Su papel es esencial para el mantenimiento de los ecosistemas en los que se encuentran, por varias razones. Son la única fuente de agua al alcance de la población en muchas de las zonas más áridas del planeta y amortiguan los episodios de fenómenos meteorológicos extremos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Por razones como estas, las aguas subterráneas tienen un papel esencial para la vida, ya que de ellas se extrae la mayor parte de este recurso apto para el consumo humano y para su uso en el sector de la agricultura y la alimentación, como apunta el Centro Internacional de Evaluación de Recursos de Aguas Subterráneas (IGRAC). Su trascendencia también es visible en los sistemas de suministro y de saneamiento, en el sector industrial y en muchas de las estrategias de adaptación al cambio climático, por lo que debe ser uno de los principales focos a la hora de implementar políticas de desarrollo sostenible.

A pesar de lo importantes que son, las aguas subterráneas desgraciadamente no están libres de amenazas. Como consecuencia de la actividad humana y del cambio climático, muchos de estos acuíferos se encuentran en una situación crítica, debido a varios motivos.

La sobreexplotación de las aguas subterráneas hace que se extraiga más agua de los acuíferos de la que estos son capaces de recargar con infiltración natural de la lluvia y la nieve. Un ritmo de extracción acelerado puede provocar la inestabilidad del suelo e, incluso, puede dar lugar al agotamiento definitivo de este recurso. Además, en las regiones costeras se corre el riesgo de una intrusión salina, que es cuando el agua marina penetra bajo tierra.

Potenciar el uso del agua regenerada es clave en la lucha contra el cambio climático, permitiendo, entre otras finalidades, recargar los acuíferos.

Además, de la sobreexplotación, la contaminación y la degradación de la calidad del agua son otros de los problemas más habituales de las aguas subterráneas. La regeneración de aguas contaminadas pasa por procesos muy largos, difíciles y costosos, por lo que muchas veces impiden su uso.

Frente a estas amenazas, es esencial que cuidemos nuestras aguas subterráneas. Solo con la debida protección y un uso controlado, podremos encontrar el equilibrio sostenible entre las necesidades de las personas y las de nuestro planeta Tierra.

Por todo lo anterior, resulta vital ponerse manos a la obra y dirigir todos los esfuerzos posibles a la protección de las aguas subterráneas, tanto de instituciones y autoridades, como de empresas privadas y particulares. 

Y es que, sin una adecuada planificación de nuestros recursos hídricos, las consecuencias pueden ser fatales. El cambio climático es responsable de mucha de la variabilidad del ciclo del agua, que impide que podamos tener una buena previsión de la disponibilidad del agua y, además, disminuye su calidad y agrava su escasez. 

En concreto, España es uno de los países más expuestos al estrés hídrico a nivel mundial, ya que algunas zonas del sur y el este de la Península están clasificadas con riesgo extremo.

La sequía también es una conocida de nuestra geografía y, aunque es propia del clima mediterráneo, el calentamiento global hace que llueva menos y, por tanto, que el volumen de reservas de agua en los embalses del país, sea especialmente bajo: según datos recientes del Ministerio por la Transición Ecológica, se encuentran al 44%, es decir, 15 puntos menos que la media de los últimos 10 años. Esta falta de lluvia intensifica la necesidad de extracción de agua subterránea.

Por todo lo anterior, contar con una gestión diversificada de nuestros recursos hídricos, con el conocimiento, la tecnología y la innovación como pilares fundamentales, es sinónimo de garantía de una adecuada y eficiente disponibilidad del agua.

Agbar se compromete con la gestión sostenible de todos los recursos hídricos, incluidas las aguas subterráneas.

Agbar es uno de los principales referentes en la innovación en la gestión del ciclo del agua y la protección del medioambiente. Para el cuidado de las aguas subterráneas, el grupo cuenta con soluciones de gestión avanzada, para las que se basan en la optimización de la extracción de recursos, supervisando, en todo momento, el riesgo de sobreexplotación y llevando a cabo medidas para promover la recarga de los acuíferos.

Estos son algunos de los proyectos más interesantes que contribuyen a proteger las aguas subterráneas de nuestro medio natural.

Los acuíferos del delta del río Llobregat son considerados una de las fuentes más importantes y estratégicas de agua subterránea en el territorio metropolitano de Barcelona. Su uso intensivo, para el consumo humano y fines industriales desde mediados del siglo XX, provocó una degradación general del sistema acuífero, cuyos efectos principales fueron el descenso de la capacidad de almacenamiento y la entrada de agua marina que comprometió el suministro de agua de la zona. 

Para revertir esta situación, se puso en marcha, en el acuífero principal del delta del Llobregat, una línea de pozos para inyectar agua regenerada procedente del tratamiento avanzado de la depuradora del Baix Llobregat, con aquellas aguas residuales depuradas y sometidas a un proceso de tratamiento adicional para adecuar su calidad al uso al que se destinan. 

La inyección de agua actúa como barrera contra la intrusión salina y mejora la calidad del agua del acuífero en esa zona. El año pasado, Aigües de Barcelona inyectó en los pozos 679.105 m3 de agua regenerada, el equivalente a 200 piscinas olímpicas. 

Cetaqua, el Centro Tecnológico del Agua, lidera el proyecto GOTHAM, que nace de la dificultad para predecir el balance hídrico en los acuíferos y la demanda de recursos hídricos -especialmente en la actividad agrícola- en una zona de estrés hídrico como el Campo de Dalías

El objetivo del proyecto es predecir, mediante herramientas digitales basadas en técnicas de inteligencia artificial, la disponibilidad y la demanda del recurso hídrico, así como su impacto en la sostenibilidad de las masas de agua subterráneas en el Poniente Almeriense. 

Hidralia, empresa del grupo Agbar en Andalucía, colabora en el desarrollo de este proyecto de innovación, junto a los ayuntamientos de Roquetas, La Mojonera y Adra, como responsable de la gestión del ciclo urbano del agua en estos municipios.

Gran parte de los acuíferos de Europa están en mal estado debido a una alta concentración de nitratos, causados principalmente por el uso de fertilizantes y productos fitosanitarios en las actividades agrícolas y ganaderas que afectan a la calidad de las aguas subterráneas. Además, las tecnologías utilizadas actualmente para revertir esta situación suelen tener un gran impacto ambiental debido a un elevado consumo de energía y a la gran generación de residuos. 

Cetaqua, junto con Aguas de Murcia y Aquatec (parte del grupo Agbar), lidera el proyecto LIFE Nirvana, que a lo largo de 2021 ha finalizado la preparación del piloto, situado en el acuífero de Zarandona (Murcia). Además, se han iniciado las primeras evaluaciones de una solución innovadora para reducir, de forma sostenible, la concentración de nitratos en las aguas subterráneas. Esta tecnología consiste en la inyección de nanopartículas de hierro que tienen la capacidad de potenciar la transformación del nitrato en nitrógeno gas, así como de convertir los pesticidas en compuestos más biodegradables.

De todos los municipios servidos por Hidraqua, empresa del grupo que gestiona el ciclo del agua en Comunidad Valenciana, más de 20 se abastecen exclusivamente de agua subterránea mediante pozos. Por este motivo, la compañía se ha especializado en la gestión avanzada de los pozos para la extracción del agua

El año pasado, Hidraqua trabajó en la identificación de los pozos más significativos y ha iniciado la implementación de sensores que permitan un mayor control y seguimiento de su funcionamiento: para ello, se analizan datos como el caudal y volumen producido, el consumo y la demanda de energía y presión, las profundidades del agua captada, etc. 

En este proyecto, se están utilizando tecnologías punteras desarrolladas por Agbar para la gestión optimizada de sondeos y activos de captación de agua subterránea con el objetivo de asegurar un uso eficiente y garantizar la sostenibilidad del recurso en el tiempo.

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