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“hacer visible lo invisible”

Todavía existen en el mundo millones de personas sin acceso a agua potable y saneamiento, especialmente en áreas rurales

Lejos de lo que nos pueda parecer, una gran parte de la población mundial no tiene acceso a servicios de agua potable y saneamiento gestionados de manera segura. Según datos de Naciones Unidas, en el mundo, una de cada tres personas no dispone de agua potable salubre, dos de cada cinco no tienen una instalación básica donde lavarse las manos con agua y jabón, y más de 673 millones aún defecan al aire libre. Es por eso que este año el Día Mundial del Saneamiento, que se celebra el 19 de noviembre, se centra en dicha realidad bajo el lema “hacer visible lo invisible”, en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”. El lema quiere poner de relieve la importancia de cuidar las aguas subterráneas, la fuente de agua dulce más abundante del planeta que se encuentra bajo nuestros pies y no vemos en nuestro día a día. “Hacer visible lo invisible”, quiere destacar la necesidad de preservar y tratar este recurso que hace posible la mayoría de nuestro consumo, modelo alimentario y el funcionamiento de las industrias.

 

El agua subterránea, además de ser fundamental para la vida humana, es decisiva para el buen funcionamiento de los ecosistemas naturales y alimenta manantiales, ríos, lagos y humedales. El cambio climático supone también una amenaza en este sentido, ya que afecta a la disponibilidad del agua. A medida que avanza mientras la población sigue creciendo, el agua subterránea va cobrando mayor importancia para asegurar la supervivencia. 

3.600 millones de personas, cerca de la mitad de la población mundial, no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionados de manera segura

Los acuíferos del delta del río Llobregat comenzaron a utilizarse a mediados del siglo XX para abastecer al área metropolitana de Barcelona, considerados una de las fuentes más importantes y estratégicas de agua subterránea en este territorio. Su uso intensivo provocó su degradación: su principal efecto fue la pérdida de capacidad de almacenamiento y la entrada de agua marina, poniendo en peligro el suministro.

Con el objetivo de revertir esta situación, se construyó una línea de pozos cuya misión fue inyectar agua regenerada procedente del tratamiento avanzado de la ecofactoría del Baix Llobregat. El resultado es una especie de barrera que frena la inclusión salina y mejora la calidad del agua de este acuífero. 

Los acuíferos del delta del río Llobregat comenzaron a utilizarse a mediados del siglo XX para abastecer al área metropolitana de Barcelona, considerados una de las fuentes más importantes y estratégicas de agua subterránea en este territorio. Su uso intensivo provocó su degradación: su principal efecto fue la pérdida de capacidad de almacenamiento y la entrada de agua marina, poniendo en peligro el suministro.

Con el objetivo de revertir esta situación, se construyó una línea de pozos cuya misión fue inyectar agua regenerada procedente del tratamiento avanzado de la ecofactoría del Baix Llobregat. El resultado es una especie de barrera que frena la inclusión salina y mejora la calidad del agua de este acuífero.

 

LIFE Matrix es un proyecto cofinanciado por la UE que quiere demostrar la viabilidad de una solución basada en la naturaleza para recargar los acuíferos con agua regenerada de la depuradora La Víbora, en Marbella (Málaga). Se trata de una zona con un gran estrés hídrico en la que se duplica la demanda durante los meses estivales por la llegada de turistas. Según lo previsto, la depuradora será capaz de regenerar hasta 50.000 mde agua al año para infiltrar después.

Actualmente en España, Agbar lidera la gestión del servicio de depuración con más del 25% del agua residual tratada en territorio nacional. Esto supone operar en más de 650 estaciones depuradoras con un volumen de 1.020 hm³ de agua depurada al año, un volumen que equivale al de más de 340.000 piscinas olímpicas.

Como parte de la estrategia del grupo de apostar por la economía circular y proponer soluciones con residuo 0, Agbar fomenta la transición hacia un modelo más sostenible, capaz de reciclar y valorizar los recursos en lugar de sobreconsumirlos. En este marco surge la idea de transformar las depuradoras tradicionales en instalaciones renovadas bajo el nombre de “ecofactorías”, sustentadas en cuatro pilares: descarbonización energética, reutilización del agua, aprovechamiento de los recursos generados para nuevos usos y cumplimiento de la actual normativa vigente sobre el control de alcantarillado y los vertidos en el medio ambiente. 

Este modelo ya se aplica en diferentes puntos de España, como en la ecofactoría Bio Sur de Granada, gestionada por Emasagra, y la ecofactoría del Baix Llobregat en Barcelona, mencionada anteriormente y operada por Aigües de Barcelona, ambas parte del grupo Agbar.

Agbar consigue valorizar el 71,2% de los residuos generados en las depuradoras.

Las zonas urbanas son las que acumulan más densidad de población y, por tanto, demandan más recursos. El agua es un recurso tan necesario como finito, por lo que resulta de gran urgencia utilizarla con responsabilidad y apostar por su regeneración.

¿Cómo se consigue esto? Puede ser a partir de sistemas avanzados para depurar aguas residuales, para darles otros usos como por ejemplo el riego de calles y zonas verdes, procesos industriales o la recarga de acuíferos. Lograr esta reutilización, consciente y sostenible, permite aliviar la presión sobre los ecosistemas hídricos y sobre la fauna y flora que forma parte de ellos. 

La reutilización del agua es un eje central para Agbar. El grupo reutiliza 128,7 hm3 de agua regenerada al año, de los cuales destina más de la mitad (un 53%) a usos agrícolas.

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