Creo que para aprender es muy importante divertirse. Y esa diversión, compartida con la familia, es algo que me gusta de los Juegos Cabildo. Porque para aprender cualquier cosa, sobre todo cuando eres niño, es fundamental que te guste y lo disfrutes. Eso no significa que no haya que poner límites. Yo, por ejemplo, me esfuerzo para que valoren lo que tienen. A veces los niños son exigentes y pedigüeños, y ahí yo les digo que hay cosas que, si las quieren, se las van a tener que ganar. No soy una erudita de nada, pero intento darles buen ejemplo, porque al final nosotros somos su espejo.
Criar a un hijo no es fácil. Y cada niño es único. A mi hijo Joe le gustan las matemáticas. A Nil, los animales y la naturaleza, pero los estudios le cuestan más… Así que le llevamos a refuerzo y le ayudamos, e intentamos que se lo pase bien aprendiendo, sin ninguna presión para que sea el mejor de su clase. Porque, al final, lo que sus padres esperamos es que sean buenas personas: generosos, trabajadores, con valores, abiertos y, sobre todo, capaces de conseguir sus metas haciendo lo que les guste. Y para ello, es imprescindible que las familias nos impliquemos en su educación. Nuestro papel ahora es clave para su éxito en la vida.