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Artal ahonda en la inmunoterapia vegetal con un nuevo estudio basado en la memoria defensiva de las plantas

La Unión Europea es cada vez más restrictiva a la hora de legislar sobre el uso de insumos para la agricultura movida por el doble afán de garantizar la seguridad alimentaria y de preservar los ecosistemas y el medioambiente. La consecuencia más inmediata de esta política es que los productos para el campo son cada día menos agresivos y, por ende, resultan también menos eficaces contra las plagas y las enfermedades que amenazan constantemente los cultivos

Buscando que esa cara y cruz de la moneda se transforme en dos caras para el campo, la biotecnológica Artal Smart Agriculture apostó hace unos años por investigar y desarrollar nuevos productos sostenibles bajo un denominador común: la inmunoterapia vegetal.

El punto de partida, según su director general, Juan Artal, arrancó con una reflexión entre la evidencia y la lógica: “Si, incluso antes de la aparición de los fitosanitarios, las plantas ya eran capaces de sobreponerse a plagas y enfermedades gracias a su sistema inmunológico, ¿por qué no investigar la manera de potenciar y mejorar ese sistema inmune?”. 

Su primer proyecto en esta línea de investigación e innovación desembocó en los primeros activadores inmunológicos del mundo basados en el efecto ‘priming’. “Este anglicismo -señala Artal- significa preparar a alguien para hacer algo. En el caso de las plantas, mediante el ‘priming’ preparamos a su sistema inmunológico para que su reacción ante un estrés sea más rápida y eficaz”.

La empresa valenciana ha iniciado un nuevo proyecto de investigación centrado también en la inmunoterapia vegetal, pero con el ADN de las plantas como activador de esa propia defensa natural. “Para ello -aclara el director general de Artal- estudiaremos el potencial del uso agronómico entre especies, intra especies y con diferentes ADNs en el crecimiento, la activación fisiológica y la estimulación del sistema inmunológico en diferentes cultivos”. 

El desarrollo de segmentos de ADN de la misma o de distintas especies permitirá el desarrollo de una nueva gama de productos, que irán dirigidos a una especie de planta concreta, a un patógeno dado o a una plaga específica lo que permitirá diseñar tratamientos con una elevada especificidad en diferentes plantas para ser fisiológicamente activadas. “Esta nueva tecnología abrirá las puertas a un nuevo sistema de producción de cultivos seguro, sostenible y de alto rendimiento que reducirá la dependencia del uso de agroquímicos y que permitirá una gestión más eficiente de los recursos”, subraya Juan Artal.

La biotecnológica realiza el proyecto, cuyo coste roza el medio millón de euros, en colaboración con el departamento de Ciencias Agrarias y del Medio Natural de la Universidad Jaume I de Castellón. Está previsto que los trabajos de investigación se prolonguen hasta 2023 y ha recibido el respaldo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, con una subvención directa para parte del proyecto y el resto en forma de crédito. 

Cuatro generaciones al servicio del agricultor

Artal Smart Agriculture es una empresa familiar fundada en 1895 en Valencia dedicada al desarrollo, formulación y comercialización de insumos para la agricultura. Sus productos se venden en todo el territorio nacional y en más de 30 países de Europa, América, África y Asia a los que destina el 65 % de la producción.

Sobrepasados ya los 125 años de vida empresarial, al frente está ahora la cuarta generación, que es la que en 2018 la transformó en una biotecnológica convencida de que “en la ciencia se encuentran las soluciones para una agricultura sostenible sin que ello suponga pérdida de rentabilidad para los agricultores”.

Este giro hacia la biotecnología vegetal fue casi un paso natural dada la tradición innovadora de la empresa a lo largo de las distintas generaciones: “Nuestro abuelo instaló el primer horno en España para fabricar abonos orgánicos y nuestro padre fue también pionero al desarrollar los primeros fertilizantes líquidos en el país, además de iniciar las primeras colaboraciones de la empresa con universidades y centros de investigación en la década de los 90”, recalca Juan Artal.

Siguiendo esa tradición, él y su hermano Francisco impulsan fuertemente la investigación desde que se hacen cargo de la empresa en 2005. 

Muestra de ese firme compromiso es la política establecida desde años atrás de dedicar al menos el 5 % de la facturación a I+D+i, así como ir aumentando progresivamente el número de centros y universidades con los que colaboran para sus trabajos: CSIC, Universidad Politécnica de Valencia, Universidad Politécnica de Cartagena, Universidad de Zaragoza, Universidad de Córdoba, Universidad Jaime I de Castellón y la Université d’Agadir (Marruecos).

En los últimos años están apostando por los activadores inmunológicos ante el desafío actual de acelerar la transformación de la agricultura del futuro, pero en su amplio catálogo se agrupan también inductores fisiológicos y productos de nutrición vegetal desarrollados en su propio laboratorio. “Ya sea por motivos legislativos, culturales o ambientales, lo cierto es que la agricultura se está enfrentando a nuevos retos que derivan en nuevas necesidades en cuanto a los insumos para sus cultivos. Nosotros procuramos anticiparnos y ofrecer soluciones adaptadas a esas nuevas necesidades del mercado con productos respetuosos con el entorno pero que garanticen también al agricultor la optimización de sus cultivos en términos de producción, calidad y rentabilidad”, concluye Juan Artal.

www.artal.net

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