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Alicante: luz, cultura, playas y gastronomía

¿qué más se puede pedir?

Hay un lugar del Mediterráneo que irradia una luz especial, una luz única que lo ha hecho merecedor del sobrenombre de Ciudad de la Luz. Se trata de Alicante, la capital de la Costa Blanca, una ciudad rebosante de vida, de contrastes y de cultura, que merece la pena conocer

Muy cerca de localidades tan turísticas como Benidorm, Torrevieja o Elche, Alicante es perfecta para una escapada en invierno por su excelente clima, hay muchas posibilidades de que nos reciba un día soleado (hay hasta 320 al año), con temperaturas que acarician al viajero y lo invitan a disfrutar de los paseos, de las playas, de las terrazas con sabor mediterráneo. Pero no solo eso: los más de 3.000 años de historia de la ciudad han dejado un ramillete de joyas culturales que esperan ser descubiertas. 

El mejor punto de partida para conocer la ciudad es subir al castillo de Santa Bárbara a través del Barrio Santa Cruz, trufado de blancas terrazas y talleres de cerámica. Allí nos haremos una buena idea de las dimensiones de la ciudad y disfrutaremos de una estampa privilegiada de la bahía de Alicante, de su mar azul turquesa y de las poblaciones vecinas. Enclavado en lo alto del monte Benacantil, este castillo medieval que se divisa desde cualquier punto de la ciudad, fue uno de los más importantes de España. En él se han encontrado restos arqueológicos de la Edad de Bronce, de los íberos y de los romanos.  

Descenderemos de nuevo por el barrio de Santa Cruz, para visitar el Mercado Central, donde bulle la vida y todo se llena de aromas y colores. Esta joya del modernismo valenciano de principios de siglo XX es punto de encuentro de los alicantinos y el lugar donde adquirir los mejores productos del mar y de la huerta de esta generosa tierra.

Podremos rastrear la influencia cristiana en la ciudad a través de la Basílica de Santa María, la construcción religiosa más antigua de la población, que data del siglo XIV. Visitaremos también la Concatedral de San Nicolás, patrón de la ciudad, y el Monasterio de Santa Faz, donde, según cuenta la tradición, se conserva la reliquia de la Santa Faz, un paño con el que una mujer, Verónica, limpió la cara de Cristo en su camino al calvario. 

Alicante_Playa de la Albufereta
Paella_de_Marisco

Seguiremos nuestra ruta recorriendo el paseo alicantino más emblemático, La Explanada, donde podemos admirar la Casa Carbonell, un hermoso edificio que muestra la riqueza de los fabricantes textiles en la época de la Primera Guerra Mundial.

Y cómo no, hay que buscar un hueco para disfrutar de las playas de arena fina y de las recónditas calas que en esta época del año nos regalan tanta paz y tanta energía.

Pero sin duda uno de los mayores atractivos de esta vibrante ciudad mediterránea es su excelente cocina, que le ha valido ser reconocida como Capital Española de la Gastronomía 2025. Tras una intensa jornada, nos merecemos deleitarnos con la mejor dieta mediterránea compuesta por pescados frescos, mariscos, verduras, hortalizas y frutas que al combinarse dan lugar a platos tradicionales tan ricos como el caldero, la olleta alicantina o las cocas, una masa elaborada con harina y cubierta con una gran variedad de ingredientes tanto dulces como salados. 

Y cómo no, conocer la gran variedad de arroces, un producto que aquí se trata con extraordinario mimo y pasión. Tanto es así que el Ayuntamiento de Alicante ha creado su propia marca de calidad “Alicante Ciudad del Arroz” a la que se han adherido multitud de restaurantes. Es un placer para los sentidos comerse un arroz del senyoret, un arroz a banda o un arroz con conejo y caracoles. Pero la lista no acaba ahí, hay tantas recetas que darían para regresar cada fin de semana del año para probarlas, y no alcanzaría: arroz de atún, gambas y rape, arroz de pulpo, patata y alioli de pimentón, arroz de sepionets y alcachofa y un largo etcétera. Y de postre, unos turrones con Denominación de Origen, icónicos dulces con siglos de historia. 

También los vinos de Alicante han merecido una Denominación de Origen, por su gran calidad y variedad. Hay una Ruta del Vino de Alicante que discurre por las diferentes zonas vinícolas, por la Marina Alta, la Marina Baixa o la comarca del Vinalopó, que utilizan variedades de uva como Moscatel, Monastrell, Garnacha o Merseguera entre otras. Y abren sus bodegas a los visitantes y ofrecen catas.  También se ofrece la posibilidad de vivir una experiencia completa acompañando la cata con la degustación de productos típicos de la zona, o con actividades como un paseo a caballo o una travesía en velero al atardecer.

Para ir planeando tu escapada e ir abriendo boca, es posible entrar en la webcam de Alicante y ver imágenes a tiempo real, de su puerto, del centro, de La Explanada, de la playa de la Almadraba o del castillo de Santa Bárbara en directo. Como si estuvieras allí.  Soñando ya con volver.

www.comunitatvalenciana.com

Puerto y edificio Carbonell

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