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El sistema universitario en España, por lo general, no hace tanto hincapié en la formación práctica como ocurre con otros sistemas instaurados en países como Estados Unidos, en donde el Challenge Based Learning reina sobre los demás
Por este motivo, es de vital importancia que existan más organizaciones e instituciones que colaboren con los centros de enseñanza superior y ofrezcan al alumnado la posibilidad de completar no solo su formación, reforzando la investigación y conviviendo con la innovación.
Si bien una gran base teórica es importante y fundamental para el desarrollo de cualquier empleo, nada educa mejor que poner en práctica toda esa teoría. O lo que es lo mismo, es importante saber cuáles son los retos de la vida profesional y enfrentarse a ellos. Ahora bien, ¿qué papel deberían asumir las empresas privadas para contribuir a esta formación e impulsar la investigación y la innovación en el ámbito académico?
A simple vista podría parecer que el rol de las universidades pasa por proporcionar el conocimiento y las habilidades a quienes serán los profesionales del futuro. Por otro lado, las empresas recogen el testigo de la universidad y reclutan a aquellos profesionales que han sido formados para tal fin. Pero existen determinadas carencias propias del sistema que provoca que esta relación vaya mucho más allá.
Y es que la implicación de compañías, instituciones y empresas de capital privado en el ámbito educativo es crucial por varios motivos. El primero de ellos es la elevada tasa de desempleo entre la población española, una cifra que se acentúa significativamente si acotamos nuestra muestra a la población activa más joven. El Instituto Nacional de Estadística establece en un 32,2% el porcentaje de desempleados que existe en España menor de 25 años, lo que pone de manifiesto la dificultad que tiene este segmento de la población para acceder, en la mayoría de los casos, a su primer empleo. Es la segunda tasa de paro más alta de Europa, solamente superada por Grecia, país que roza el 40% de desempleabilidad juvenil.
Además, es necesario el apoyo de la empresa privada a las instituciones educativas de formación superior es contribuir al desarrollo profesional de los más jóvenes en un mundo cada vez más globalizado, en donde han desaparecido las fronteras y las barreras para formar equipos de trabajo, independientemente de donde se encuentren los empleados.
En este sentido, la universidad pone a disposición del alumnado becas para cursar sus estudios en el extranjero, una iniciativa en la que también tendrían cabida los apoyos de las empresas privadas para formar a los futuros profesionales a través de la movilidad. Un estudio publicado por la Comisión Europea, en el que han participado más de 70.000 estudiantes, asegura que el 80% de aquellos titulados que cursaron una estancia en el extranjero encuentra trabajo antes de 3 meses una finalizados sus estudios. Por lo tanto, el sector privado debe ser también partícipe en esta cuestión y reforzar al máximo las oportunidades que ofrecen a los estudiantes para completar sus estudios en países del extranjero.
Otro de los motivos que hacen atractiva la colaboración de la empresa privada en el sector de la educación superior es la innovación tecnológica. Desde la irrupción de las startups y las empresas de base tecnológica, es muy común encontrar hubs y lanzaderas en las universidades que promueven la innovación y el desarrollo de tecnologías de última generación aplicadas a problemas concretos. Aunque en su mayoría dependen de los recursos que les proporciona la universidad, las organizaciones de ámbito privado pueden contribuir a mejorar la preparación del alumnado que pasa por aquí no solo económicamente, sino además a través de la mentoría de profesionales.
Son las compañías privadas quienes proveen expertos en diversas materias que hacen la labor de tutorización sobre los alumnos y alumnas, aportándoles un conocimiento práctico de extrema utilidad para su futuro profesional, un conocimiento que sin un modelo de colaboración similar sería imposible de adquirir, ya que solamente se adquieren con la práctica. En el otro extremo, la empresa que colabora con la universidad también está muy cerca del talento joven, con lo que podrían incorporar en sus organigramas a aquellos alumnos y alumnas que destaquen sobre el resto.
La colaboración entre empresas públicas y privadas ha ido creciendo a lo largo de la última década, convirtiéndose en una práctica muy significativa para poder asegurar un escenario laboral favorable para los futuros trabajadores.
Es también importante impulsar la formación de los estudiantes e incidir en que la formación es mucho más que lo se aprende en aula. De las colaboraciones entre empresas y universidades, nacen proyectos como Cátedra Abertis – UPC BarcelonaTech. Abertis, corporación privada líder en España en la gestión de infraestructuras de transporte y comunicaciones, en el año 2003 creó la Cátedra Abertis-UPC de Gestión de Infraestructuras del Transporte, en colaboración con la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).
La Cátedra Abertis-UPC lleva a cabo actividades de formación e investigación en el campo de la gestión de infraestructuras del transporte. En lo referente a la formación, la cátedra organiza conferencias, cursos y seminarios especializados dirigidos a profesionales del sector. Para incentivar la investigación, convoca anualmente el Premio Abertis, que galardona las mejores tesis doctorales de las universidades del país de origen de cada cátedra.
Este año se han celebrado los XVI Premios Internacionales de Gestión de Infraestructuras y Seguridad Vial, reconociendo los mejores trabajos universitarios en cinco países: España, Francia, Puerto Rico, Chile y Brasil. La Red Internacional de Cátedras Abertis es el primer think tank universitario que tiene por objetivo potenciar la seguridad vial dentro de los planes de estudio superiores, desarrollado junto a partners públicos y privados.
En este sentido, Abertis tiene en cuenta la necesidad de la colaboración entre universidades y empresas para asegurar el desarrollo económico y social, promoviendo la formación, la investigación y la transferencia de conocimientos entre los jóvenes. Esta red ha sido reconocida este año con el premio que otorga el Observatorio Excellentia Ex Cathedra de la Universitat de València a las distintas iniciativas en la categoría de “Buenas prácticas en la gestión y dirección de los recursos de las Cátedras para el desarrollo de sus actividades”.
Es importante que las empresas sigan este tipo de prácticas que promuevan la integración de los universitarios en el mercado laboral, dándoles la oportunidad de formar parte del mercado laboral para su desarrollo personal y profesional.
El binomio universidad-empresa es ineludible para la inclusión del talento joven
Un proyecto de La Razón para