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¿Qué hay detrás del descanso del peregrino?

Así se gestionan los albergues del Camino de Santiago

Visitamos una parte de la red de albergues que se ubican en las rutas jacobeas de la mano de Clece, que cuenta para este servicio con un equipo formado por más de 130 personas

El pasado año 2023, 446.035 personas llegaron a Santiago de Compostela a través de alguno de los 10 trayectos que forman el Camino de Santiago. Se trata de una cifra récord que recupera los valores habituales de antes de la pandemia.

A lo largo de estos caminos, se distribuye la red de albergues de la Sociedad Anónima de Xestión do Plan Xacobeo, con 75 alojamientos y 3 puntos de información para el peregrino. 

La gestión de estos albergues se reparte entre algunos concellos -los gobiernos municipales de la región- y Clece, que presta este servicio desde 2016 y que en la actualidad gestiona 62 de esos establecimientos y los 3 puntos de información. 

Se trata de un servicio que abarca 3.400 plazas en el total de la red y que se presta los 365 días del año para acoger a los peregrinos que estén rumbo a conseguir su compostelana. 

El albergue de Oseira en el Camino Vía de la Plata está ubicado en las antiguas caballerizas del Monasterio de Santa María la Real de Oseira.

Para ello, Clece cuenta con un equipo humano de 130 personas que se ocupan de que todo funcione: desde la atención al peregrino, las reservas de grupos o la limpieza hasta la gestión del cobro, entre otras tareas. Cuestiones del día a día que propician que la relación entre Clece y el Xacobeo sea muy estrecha.

En cada uno de estos lugares tan importantes para el descanso, una figura fundamental del equipo es el alberguero, que se encarga de dar una atención cercana al peregrino y llevar a cabo la limpieza de los alojamientos. 

Es el caso de Judith Pereira, alberguera desde hace casi 2 años en O Cebreiro, una pequeña aldea situada en la provincia de Lugo por la que pasa el Camino Francés. Pereira cursó sus estudios de Turismo en la Universidad de A Coruña, y desde el principio sus prácticas curriculares fueron de la mano de Clece, hasta llegar al albergue donde hoy está contratada.

Fachada de la Casa del Asistente en Verín que ahora se utiliza como albergue del Camino Vía de la Plata. En esta casa que data del siglo XVIII, vivía el “asistente”, de ahí su nombre, que era la persona que se dedicaba a cobrar los tributos al pueblo para los propietarios del Castillo de Monterrey.

El establecimiento que tiene a cargo dispone de capacidad para 100 personas. Se trata de un lugar con mucha afluencia, en 2023 alojó a 17.000 peregrinos, y se encuentra al final de una de las etapas más exigentes del camino, que empieza en Villafranca, porque cuenta con una de las subidas más difíciles del trayecto, como explica Pereira. De ahí, la importancia de ofrecer una buena experiencia de descanso para reponer fuerzas y continuar al día siguiente.

El albergue de Redondela perteneciente al Camino Portugués se encuentra en la Casa da Torre un inmueble renacentista del siglo XVI que tras diferentes usos fue rehabilitado para alojar a los peregrinos.

Pereira se encarga del servicio de este establecimiento junto con otra compañera, con quien se divide el trabajo y alterna los días. Su jornada comienza sobre las 9 de la mañana, cuando los peregrinos que han pasado la noche tienen que abandonar las dependencias. A partir de las 13:00 horas, comienza a recibir a los nuevos peregrinos. Se procede al cobro de 10 euros, que es la tarifa estándar de albergue público de la Xunta de Galicia, y se les entrega un juego de sábanas.

El trabajo de alberguero se centra en el bienestar de las personas que recalan en estos establecimientos. “Estamos a disposición del peregrino para cualquier duda o problema que pueda surgir”, explica Pereira, “incluso, cuando el albergue está completo y no les podemos dar alojamiento”. 

Esta situación que describe la alberguera es habitual en los meses de verano, que son de más afluencia: entonces, como comenta, su labor también incluye ayudar a los peregrinos que se quedan fuera de ese establecimiento a encontrar otras alternativas por el pueblo o gestionarles un taxi al alojamiento más próximo, si así lo desean.

Para Pereira, lo mejor es “el agradecimiento que muestran los peregrinos día a día”. Esta joven celebra haber podido trabajar en algo que le gusta tanto, gracias a la oportunidad que ha encontrado en Clece: “La empresa ha puesto en valor mi esfuerzo y las habilidades que demostré en las prácticas y he encontrado aquí mi lugar”, afirma.

Conectados con la inclusión laboral

Parte de la plantilla de Clece que presta servicio en el Camino proviene de colectivos desfavorecidos, una muestra del compromiso de la compañía con la sociedad. 

Estamos firmemente comprometidos con el mundo social y queremos dar posibilidad de trabajo a aquellas personas que lo tienen un poquito más difícil”, explica Flavia González, responsable del departamento de Selección e Inserción Laboral de Clece en Galicia.

Para lograrlo, González señala que la compañía colabora con más de 140 entidades que se encargan de poner en marcha el proceso de selección con personas de estos colectivos, que pueden ser víctimas de violencia de género, refugiados de guerra, personas con discapacidad, personas paradas de larga duración…”. 

A continuación, nos encargamos personalmente de realizar entrevistas presenciales en cada uno de los albergues para que puedan conocerlos desde el principio y valorar in situ cómo será su futuro lugar de trabajo”, añade.

De izq. a dcha. Lorena Seoane, encargada de los albergues de la zona norte, Jose Antonio Vázquez, ordenanza, y Oliverio José Álvarez, jefe de servicio, en el albergue de Monto do Gozo, del Camino Francés.

La inclusión laboral es uno de los pilares sobre los que se asienta el compromiso social de Clece y una de sus principales señas de identidad. Sobre la importancia de acercar oportunidades a quien lo tiene más difícil, la responsable de los albergues de la zona norte gestionados por Clece, Lorena Seoane, afirma: Si ya para una persona que vive en una ciudad no es fácil, imaginemos en el ámbito rural, es prácticamente imposible”.

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