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Miedo, estigma e ignorancia. Así describe la Organización Mundial de la Salud la epidemia de VIH que sacudió el mundo en los años 80. En aquel entonces, sin apenas investigación sobre la enfermedad, miles de personas murieron con apenas unas semanas de diagnóstico.
En esa misma década -más concretamente, en 1988-, se estableció el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra el 1 de diciembre. Hoy, afortunadamente, la situación es muy distinta. Más de 30 años han pasado y los avances que se han realizado en este campo han sido exponenciales.
Los esfuerzos y el impulso que se han invertido desde los primeros ensayos de antiretrovirales, allá por 1985, han permitido un avance sin precedentes, sobre todo en rapidez y porcentaje de éxito.
Sin embargo, la investigación sigue siendo esencial para conseguir mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Esta es la situación del VIH hoy en día.
La mayoría de personas que reciben hoy en día el diagnóstico de VIH suelen tener un pronóstico positivo. El avance en la medicina ha permitido que estas personas puedan tener una calidad de vida similar a una persona sin la infección, a través de los últimos tratamientos y de controles médicos rutinarios.
En la actualidad, más de la mitad de los pacientes diagnosticados tienen más de 50 años, lo que hace que aumenten las probabilidades de que aparezcan enfermedades concomitantes, como las patologías renales y las cardiovasculares. Algunas de las complicaciones más habituales son algunos tipos de tumores o, en menor medida, lo que se conoce como infecciones oportunistas, que aparecen cuando la debilidad del sistema inmunitario es elevada.
Sin embargo, la recepción del diagnóstico suele estar asociada a sentimientos de miedo, preocupación o vergüenza, sobre todo por el enorme estigma que aún recae en la enfermedad. Los avances que se han producido en el mundo de la medicina no siempre se han acompañado con un progreso visible a nivel social y todavía existen muchos prejuicios asociados.
De acuerdo con las fuentes oficiales, entre 1981 y 2018 han fallecido 59.525 personas por VIH en nuestro país. Sin embargo, la tendencia desde el primer caso, en octubre de 1981, ha vivido distintas evoluciones y desde 1996, con la inclusión de las terapias de alta eficacia, se empezó a poner freno al aumento de los casos. De hecho, desde 1998, la mortalidad no ha dejado de descender, aunque siempre de forma muy lenta.
Esta mejora progresiva sería imposible sin nuestro personal sanitario. El doctor Santiago Moreno, jefe de Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, valora muy positivamente la dedicación que se da desde nuestro sistema al tratamiento del VIH, con profesionales especializados en exclusiva y muchos años de trayectoria en el trabajo con este tipo de pacientes..
ONUSIDA es el programa conjunto de las Naciones Unidas que tienen por propósito la Lucha contra el VIH/Sida. Desde su constitución en 1996, trabaja con países y otros organismos internacionales para coordinar la respuesta global frente a esta pandemia.
En 2013, establecieron una serie de objetivos ambiciosos, aunque alcanzables, dentro de su plan 90-90-90:
España colabora de forma activa con ONUSIDA, en coordinación con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Con respecto al plan 90-90-90, logramos cumplir dos de los tres objetivos, al quedarnos a las puertas de la tasa de diagnóstico ideal por un 8%, con un 82% de los casos de VIH diagnosticados el pasado año 2019, según datos de semFYC.
Para el doctor Moreno, el reto más importante al que nos enfrentamos en España, pero también a nivel global, es, además del esfuerzo de la investigación, establecer una fuerte estrategia de salud pública desde la que se puedan identificar aquellos infectados que desconocen que lo están: «Así, conseguiríamos disminuir la transmisión, ya que la inmensa mayoría de las infecciones se producen de esta forma» afirma.
El informe Treinta y dos años de terapia antirretroviral para personas que viven con VIH en España: ¿Ha sido una intervención eficaz? se ha publicado recientemente, mostrando los resultados de una investigación en la que el doctor Pere Ventayol, jefe del Servicio de Farmacia de Son Espases, junto a otros expertos en medicina, han recogido los logros que se han conseguido en nuestro país desde la introducción del primer tratamiento antirretroviral en 1987.
De acuerdo con la investigación, el uso de este tipo de terapia durante las últimas tres décadas en nuestro país ha contribuido de manera importante a la reducción de las muertes por Sida. Además, ha ayudado a la disminución de nuevos casos diagnosticados de VIH y Sida. Estos tratamientos habrían prevenido un total de 97.257 muertes, 150.438 nuevos casos de Sida y 28.467 de infección por VIH.
Pero no solo eso, ya que los beneficios van más allá: el Sistema Nacional de Salud invirtió 6.185 millones de euros en TAR a lo largo de 32 años consiguiendo evitar 323.651 muertes por Sida, 500.129 casos de Sida y 161.417 casos de VIH con un ahorro total de 41.997 millones de euros. Además, se estima que el beneficio neto asociado a estos resultados es de 35.812 millones de euros desde una perspectiva social y de 1.032 millones de euros desde una perspectiva del Servicio Nacional de Salud. Por todo lo anterior, es necesario continuar invirtiendo en tratamiento antirretroviral al tratarse de una alternativa altamente eficiente para el Sistema Nacional de Salud y la sociedad.
Aunar esfuerzos y caminar en la misma dirección son algunas garantías de éxito en el objetivo de erradicar la epidemia del VIH/Sida. Por ello, es fundamental que todos los organismos responsables mantengan una firme apuesta por I+D+i.
Recientemente, la ONU ha publicado los datos a nivel mundial del pasado año en su informe anual: 2019 se saldó con 1,7 millones de nuevos contagios y 690.000 fallecimientos. Sin embargo, con frecuencia, encontramos que los fondos destinados a la investigación de nuevos tratamientos y de la inversión para hacerlos llegar a todas las personas del mundo no son la prioridad que deberían ser en las principales agendas mundiales.
Con la crisis de la COVID-19, esto se ha visto potenciado al redefinir totalmente las necesidades de la emergencia sanitaria mundial. No obstante, y de acuerdo con datos proporcionados por el informe Goalkeepers, un recorte de solo un 10% en la financiación mundial para la investigación y la lucha contra el VIH podría traducirse en 5 millones de muertes en un periodo de menos de 15 años.
Por ello, resulta esencial mantener un elevado compromiso con la mejora de la salud de los ciudadanos y con el estímulo constante de la investigación sanitaria. Algunos agentes farmacéuticos han triplicado su inversión en I+D+i durante los últimos años, con el propósito de arrojar nuevas soluciones, impulsar estudios clínicos y nuevos proyectos de investigación en los centros e instituciones de nuestro país.
Esto permite mirar hacia el futuro con esperanza, buscando soluciones y métodos que nos permitan vivir mejor. En palabras del doctor Pere Ventayol, «la investigación en materia de VIH abarca muchísimos campos, prevención, tratamientos, vacunas…» que buscan aliviar y facilitar las condiciones de vida con, entre otros aspectos, la posología. «Por ejemplo,» añade el doctor, «los próximos retos están centrados en conseguir controlar la replicación viral con menor número de administraciones, lo que se denomina terapia long acting o de larga duración. Así, permite mejorar la calidad de vida de los pacientes basándose en terapias que permiten administraciones mensuales, bimensuales o incluso superiores.»
Formada por 74 entidades que representan, a su vez, a más de 120 organizaciones españolas, CESIDA es la Coordinadora estatal de VIH y Sida de nuestro país. Para este año, su campaña girará en torno a una de las figuras clave en la sociedad, las mujeres.
De acuerdo con los datos proporcionados por la ONUSIDA, más de 20 millones de mujeres viven con el VIH. Sin embargo, su diagnóstico es menor y ampliamente mejorable. CESIDA, junto a otros organismos y entidades, lanza ¿Cuáles son tus razones?, un proyecto en el que 10 mujeres nos cuentan sus motivos para hacerse la prueba.
Este 1 de diciembre tiene lugar el Día mundial de la lucha contra el Sida, una fecha que tiene como gran objetivo valorar la gran aportación de miles de agentes de salud comunitarios que trabajan para poner fin a la infección por el VIH y para recordarnos a todos la necesidad de impulsar los compromisos que están en nuestra mano para erradicar la enfermedad.
Para el próximo 2030, ONUSIDA pretende aumentar los objetivos que ya dispuso para este año a un 95%: que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas, que el 95% sea con carga viral indetectable, y que el 95% pueda disfrutar de una adecuada calidad de vida.
El doctor Ventayol es claro al respecto: «Mientras que los anteriores objetivos en materia de Sida buscaban conseguir un incremento gradual en la respuesta, la meta ahora es lograr el fin de la epidemia de sida para el año 2030. Respaldar esfuerzos nacionales y regionales, promover la responsabilidad y unir a las distintas partes interesadas en un esfuerzo común es clave.»
Para el doctor Moreno, «con las debidas acciones públicas, estamos en el buen camino hacia 2030 y podremos aspirar a las ciudades cero, aquellas ciudades en las que ya no se producen nuevos contagios».
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