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Hamamatsu, empresa de origen japonés con oficinas en Barcelona, desarrolla chips a medida de las necesidades de sus clientes.
En 1953, cuando ni existía la palabra fotónica, se puso en marcha en Japón la empresa Hamamatsu, que aterrizaría en Barcelona en 1991 y cuya actividad se centraba en esta tecnología, tanto en el desarrollo como en la comercialización para su uso en todo tipo de dispositivos que usan la luz en campos tan diversos como la medicina, el sector del automóvil o el industrial.
“Nuestros clientes y mercados son muy variados porque nuestra tecnología se puede aplicar en múltiples campos”, indica al respecto David Castrillo, Business Development de Hamamatsu, empresa que se ha instalado en DFactory Barcelona, el ecosistema de referencia internacional de industria 4.0 impulsado por el Consorci de la Zona Franca.
“La imagen molecular, el análisis de ADN o la radiografía dental en el campo de la medicina o los sensores de los automóviles, el análisis de los gases o los alimentos, las comunicaciones con fibra óptica… son algunas aplicaciones de esta tecnología”, concreta.
En definitiva, Hamamatsu trabaja para empresas que necesitan incorporar a sus instrumentos sensores de fotónica, proporcionándoles el sensor o chip que detecta o emite la luz. Sin embargo, en los últimos años la tendencia es la de facilitar la integración y aplicación de esos sensores en la instrumentación de los clientes, proporcionándoles también algo de óptica y electrónica.
Además, la compañía también es proveedora de referencia del CERN, de manera que participa en proyectos de física de partículas, contribuyendo así a la consecución de dos premios Nobel por el descubrimiento del neutrino y su masa.
A día de hoy, Hamamatsu es una de las grandes empresas de fotónica a nivel científico, industrial y profesional, pero no de consumo, ya que este es un campo al que no se dirige. Y, en este sentido, una de las principales claves de su éxito es que esta “cubre una amplia variedad de tecnologías, cuando la mayoría de empresas se especializan en una sola”.
Así pues, cuando un cliente contrata los servicios de Hamamatsu, la compañía “puede ofrecerle la tecnología que más se adapte a sus necesidades y que mejor funcione para la aplicación para la que es requerida”, explica Castrillo.
“Nosotros no necesitamos vender al cliente una tecnología en concreto por no disponer de ninguna otra alternativa, sino que podemos ser flexibles y tenemos la capacidad de ofrecerle la que le sea más adecuada a sus intereses gracias a nuestro amplio espectro de tecnologías”.
En esta línea, “gran parte de los productos que desarrolla y comercializa Hamamatsu son a medida, es decir que son modificados para satisfacer las necesidades del cliente”, asegura Castrillo.
Así las cosas, con el fin de estar lo más cerca posible de sus clientes y conocer sus inquietudes y necesidades, la compañía, que nació en Japón, ha abierto oficinas en Estados Unidos, China, Corea y Europa.
En España se estableció en 1991, con una oficina en Cerdañola del Vallés; sin embargo, recientemente, Castrillo apostó por tener también presencia en el DFactory al considerar que “se trata de un ecosistema que facilita y promueve la interacción con otras empresas y que cuenta con muy buenos espacios”. “Es un entorno que nos permite hacer networking y en el que se pueden generar oportunidades para nosotros”, concluye.
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