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Las Marismas de Lebrija protesta por el gran incremento del precio de los derechos de emisión

El Comercio de Derechos de Emisión de la UE, puesto en marcha en 2005, y regulado en España bajo la ley 1/2005 de 9 de marzo, es el instrumento mediante el que se autoriza a emitir, y se asignan dichos derechos en función al combustible consumido. Esta medida busca un objetivo claro: la reducción de emisiones de CO2 marcando un camino definido de disminución de las concesiones de permisos para emitir gases, que ha acelerado su ritmo desde 2020. Pero esta es un arma de doble filo, ya que tan legal es bajar las emisiones como pagar para poder emitir más

Las Marismas de Lebrija SCA, como referente en la producción de concentrado de tomate, se enmarca dentro de las empresas responsables con el clima y la conservación del medio que en los últimos años ha afianzado medidas para reducir el impacto climático de su fábrica. Sin embargo, el carácter temporal de su actividad, condensado en torno a 2 meses al año, no permite encarar proyectos más ambiciosos. Pese a ello, el Ministerio para la Transición Ecológica reclama a la fábrica sevillana la compra de más derechos de emisión de carbono.

Los derechos que debe comprar Las Marismas de Lebrija ascienden a un valor de 350.000 euros, lo que se traduce en la reducción en 2 euros por cada tonelada de tomate para cientos de agricultores del Bajo Guadalquivir. Este requerimiento lastra sobremanera las cuentas de la empresa lebrijana, y pone en tela de juicio que la medida de compra de derechos sea idónea para el fin que persigue.

Además, el precio de los derechos ha crecido por encima de la lógica prevista, dándose un salto en el valor de la tonelada de CO2 por encima del 420% entre 2018 y 2020. Su precio por tonelada ha sobrepasado los 40 euros en febrero de 2021, mientras en 2015 no llegaba a 6 euros. Y es que los grandes fondos de inversión y entidades financieras de renombre han entrado en este mercado, pese a que estos derechos fueron creados para la industria. Su entrada viene motivada por el negocio que comporta la compra y venta de estos derechos, rompiendo el mercado y mermando a empresas como Las Marismas de Lebrija SCA, que no pueden hacer frente a la enorme subida que han experimentado precios del derecho.

La cooperativa lebrijana, que trabaja bajo el compromiso puesto en práctica para reducir su contaminación, ejemplifica el funcionamiento de todo ello. Su necesidad de comprar derechos para sortear sanciones le obliga a acudir a un mercado sobredimensionado, sin poder comprar la cantidad deseada por falta de financiación, lo que provoca que deba enfrentarse a las sanciones impuestas por el Ministerio para la Transición Ecológica. Además, sus productos deben competir con empresas de terceros países de fuera de la UE a quienes no se les requieren las mismas condiciones.

En los últimos años, Las Marismas de Lebrija SCA ha implantado una serie de soluciones que han disminuido su huella de carbono. Así, se han instalado economizadores de calor a la entrada de las calderas; se ha puesto en marcha una regasificación de GNL con condensadores de pre evaporización; y se está trabajando en un cambio de las líneas de vapor por otras de mayor rendimiento y redimensionadas para ganar en eficiencia energética; así como una turbina que permita un ahorro eléctrico. En conjunto, las inversiones en protección medioambiental ascienden a 1.200.000 euros en los últimos 5 años.

A pesar de estas medidas, cuya suma ha disminuido el 9% de las emisiones totales, la reducción del número de derechos y el disparo constante de su precio, provoca que se conviertan en insuficientes para el Ministerio para la Transición Ecológica. A ello se le debe sumar que la naturaleza de la industria tomatera hace que se necesite tres veces más tiempo para amortizar las medidas implementadas que cualquier otro negocio no estacional y que el consumo energético es diferente para cada tipo de concentrado de tomate.

Todo ello sitúa a la empresa andaluza, con 41 años de historia, al borde del precipicio. A los ya conocidos problemas ocasionados por la COVID-19, que han disparado los costes; la sequía prevista, junto a la de los dos años anteriores, que impedirá cosechas al cien por cien de rendimiento; y la competencia por parte de países foráneos de la UE con legislaciones más laxas en temas medioambientales, se suma la asfixia provocada por el mercado de derechos.

Estas razones han llevado a la cooperativa a pedir una moratoria, que ha sido desestimada. Sus consecuencias no solo las sufre la empresa, sino también el consumidor final y, sobre todo, los agricultores, quienes pierden el control de su producción y cuyo principal peligro es adentrarse en un mercado con peores precios y mayor desigualdad.

Mientras la Comisión Europea no aclara si baraja una regulación de la especulación del mercado de los derechos de emisión, lo cual sí existe en otros mercados como el suizo, Las Marismas de Lebrija SCA se encuentra ante verdaderos riesgos de desprendimiento, barajándose seriamente la tramitación de un Expediente de Regulación de Empleo si el Ministerio sigue adelante con la intención de sancionar a una entidad que realiza un esfuerzo constante para emprender medidas hacia el ansiado Green Deal.

www.marismas.es

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