27 años al frente
El bar
Jesús y su mujer están al frente de Puente Mózar desde hace más de 25 años, un acogedor establecimiento con un toque irlandés que congrega cada día a locales y visitantes. Su encanto reside en una terraza acristalada que no descansa en invierno, y otra exterior que acoge a los visitantes y bañistas que multiplican a los lugareños durante la época de verano.
Durante la vieja normalidad, esta terraza ha actuado también de escenario perfecto para abrazos, besos, saludos efusivos e, incluso, collejas entre los mozareños de mayor confianza.
Su enclave en el epicentro del valle le permite también reunir a vecinos de los pueblos de alrededor, que se trasladan hasta aquí para disfrutar de una caña grande y del popular y exquisito cochinillo que su dueño Jesús se encarga de cortar con un plato.
Por ello, Puente Mózar no se trata de un bar cualquiera, sino que cumple una función esencial para el bienestar de la comarca. Sus más de 60 mesas funcionan como un centro social para todos, prometiendo descanso y escapar de la rutina o desconectar del trabajo tras un duro día de campo. Pero, sobre todo, promete disfrutar de un refrigerio con una buena tapa y unas vistas magníficas.