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Capas Seseña

Al abrigo de cuatro generaciones detrás de Capas Seseña

Casi siglo y cuarto de vida y cuatro generaciones avalan la existencia de Capas Seseña, un establecimiento que también fue pionero en la venta por Internet y un reflejo de uno de esos negocios ‘para siempre’, que representa una forma única y especial de relacionarse con sus clientes. ‘Negocios para siempre’ es un proyecto de La Razón y Banco Sabadell que pretende dar a conocer establecimientos icónicos por su historia y por su forma de ser.

Pasar por la tienda que Capas Seseña tiene en pleno centro de Madrid, a escasos metros de la Puerta del Sol, permite comprobar que el negocio sigue ofreciendo esas prendas que todos asociamos cuando pensamos en capas (esos abrigos oscuros, largos, de lana gruesa y preferentemente para hombres) pero también nuevos estilos, más jóvenes, desenfadados y para todo tipo de público.

Este muestrario es un buen reflejo del saber hacer de cuatro generaciones de la familia Seseña, quienes han sabido conservar su tradición y, al mismo tiempo, adaptarse a los nuevos tiempos.

Desde 1901

Capas Seseña es un negocio centenario con casi siglo y cuarto de vida. El establecimiento se funda en 1901 por el bisabuelo de Marcos Seseña, su actual director general. “Era una época en la que ya la capa dejaba de existir como de uso común, pero él decide apostar por seguir produciéndola”, relata Marcos Seseña.

Esta apuesta por el abrigo clásico le confiere bastante fama al principio del siglo XX, consiguiendo una lista de clientes muy extensa y variada desde los primeros años. Reyes (a Alfonso XIII le hicieron la capa en la corte), ingenieros, arquitectos, políticos, escritores como Valle Inclán, Baroja… Todos ellos han lucido las prendas diseñadas y confeccionadas por Capas Seseña.

En el año 27 se incorpora la segunda generación (Tomás Seseña), quien logró formarse y relacionarse con determinado sector de la sociedad madrileña, lo que “extendió el uso de la capa por más sitios de donde estaba originalmente”, según recuerda su actual gestor. Es en los años 40 y 50 del siglo pasado cuando, además, empiezan a llegar los artistas de Hollywood a Madrid, lo que hace que la capa se vuelva popular entre los actores y actrices de Estados Unidos, dando un nuevo impulso al negocio y permitiendo su internacionalización.

Cuando el bisabuelo y abuelo de Marcos Seseña fallecen en los 60, su padre y su abuela cogen las riendas del negocio. “Es un momento fundamental porque deciden especializarse únicamente en capas, ya que antes era una sastrería generalista”, recuerda este empresario, quien también subraya que es entonces cuando se lanzan las primeras capas para mujer, lo que, de nuevo, hace que la empresa tenga un nuevo impulso en su actividad en los años 70 y 80.

Pioneros en Internet

La trayectoria de Capas Seseña está trufada con otros momentos de innovación. “Mi padre es uno de los primeros empresarios en poner una página web y un comercio online, en el año 98. Estamos hablando de prácticamente el comienzo de Internet en el mundo”, rememora nuestro interlocutor, quien asume la dirección del negocio hace prácticamente 10 años. “Me he dedicado a colaborar con diseñadores, hacer nuevas colecciones, diseñar mucho más allá de los patrones clásicos que normalmente se estuvieron empleando y que tuvieron mucha fama. Pero, eso sí, siempre conservando la esencia de los métodos artesanales, los tejidos de gran calidad y el trato exquisito a los clientes”.

Lo que prácticamente ha permanecido invariable es la localización. Aunque Capas Seseña abrió su primera tienda justo enfrente del local actual, desde el año 23 tiene su sede en la tienda actual (aunque hasta el año 60 convivieron ambos establecimientos). “A partir del 60 solo existe este local, aunque tenemos un comercio online, que es como una tienda internacional”, enfatiza.

De hecho, el establecimiento está situado en el mapa de muchos de los turistas que van a Madrid, especialmente internacionales. No en vano, el 70% de las ventas que realiza Capas Seseña son a personas de fuera de España.

“Desde el 98 vendemos a Estados Unidos online. Y, antes, nos escribíamos cartas con los norteamericanos constantemente”, asegura Marcos Seseña, quien asegura que el trato con el cliente siempre ha sido de largo recorrido.

Esto ha permitido que gente como Jeff Bezos (fundador de Amazon) haya estado en Capas Seseña con su familia entera y que se llevaran “una barbaridad de capas ese día”. Algo que a Marcos Seseña le gusta contar porque “le parece muy significativo” que el fundador de este negocio online “venga a un sitio tan pequeño de España, del mundo, a comprar algo tan personal frente a este consumo masivo de cualquier cosa”.

Otras personas de renombre que se han ido con la capa puesta son Jeremy Irons, Hillary Clinton o la hija de George Bush. “Es un goteo constante”, asegura Seseña, quien asegura que entre su lista de clientes está “cualquiera que puedes imaginarte del siglo pasado y de este”.

Situado en el mapa

Pese a esto, reconoce que es difícil desvincularles de su ubicación física. Más allá de preguntarse “hasta qué punto tenemos que estar aquí siempre, hasta qué punto se nos relaciona con el barrio o no”, Seseña defiende que sí se les asocia con “un cierto gusto a la hora de poner una fachada, de cuidarla, de tener una estética clásica y a la vez un poco vanguardista”. Algo que, sentencia, es un poco complicado. “Madrid para mí es importante porque es mi ciudad, pero más allá de eso, creo que ahora mismo los negocios tienen que ser absolutamente un poco etéreos, estar en todos lados”, explica.

 

Sabe que se está haciendo mucho por conservar los negocios centenarios como el suyo, pero entiende que es difícil por la heterogeneidad de estas empresas. “Somos negocios que hemos sabido estar en la historia. No sobrevivir, que es una palabra que no me gusta, sino que hemos sabido estar, continuar, hacer las cosas bien, vender un producto que se aprecia”.

Este establecimiento físico es también el taller donde se diseñan, producen y confeccionan las capas. “Diría que somos los únicos en el mundo que lo hacemos”, confiesa Marcos Seseña.

Algo que, a su vez, es una de las cosas que más le gustan de seguir al frente y asumir un negocio familiar como éste. “Lo más bonito fue descubrir el proceso de creación, donde este negocio permite, desde la idea hasta la producción final, seguir todos los pasos y ver cómo se vende finalmente a un cliente que le gusta algo que tú has pensado a lo mejor hace un año”, reflexiona. “Todo ese proceso es precioso: la creación, la puesta en producción, los arreglos, las mejoras y finalmente la venta y el deseo de comprarlo. Verlo reflejado en los ojos de alguien es precioso”.

Pero liderar un negocio que ha pasado por tus antepasados también tiene una parte menos romántica. “Lo más difícil fue superar toda esa carga familiar, lo que cada uno quería transmitir, lo que crees que significa el negocio para todo el mundo que lo ha visitado durante 123 años. Entonces, hasta hacer o impregnar de tu personalidad un negocio, tienes que pasar por fases que son insospechadas y que cada uno se las trabaja como puede”, reconoce Seseña. Como el mayor de dos hermanos, siente que “de alguna manera estaba destinado” a tomar las riendas del negocio. “Estudié ciertas cosas que me facilitaban la entrada en Seseña”, concede, añadiendo que esta transición se produjo “de una manera muy natural”. Con experiencia laboral en otros sectores, Marcos Seseña ayudaba a su padre en el negocio aunque “no tenía la intención de dirigirlo, ni mucho menos ponerme a co diseñar prendas”.

Sin embargo, en un momento de su vida, y después de 20 años de vida laboral, “decidí que esto era un destino apetecible. Y no me arrepiento, estoy muy contento”.

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