Sabadell: Negocios para siempre
“Negocios para siempre” es un proyecto que trata de reconocer algunos de estos negocios que representan una forma única de tratar el producto que manejan y relacionarse con sus clientes.
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La “imagen más bella del mundo” se tomó desde el mirador del Hotel Monte Igueldo de San Sebastián. Un reflejo de uno de esos negocios ‘para siempre’, que representa una forma única y especial de relacionarse con sus clientes. ‘Negocios para siempre’ es un proyecto de La Razón y Banco Sabadell que pretende dar a conocer establecimientos icónicos por su historia y por su forma de ser
Cierre los ojos y piense en una vista panorámica de la Concha de San Sebastián. Muy probablemente, se sitúe en una zona alta, dejando el tradicional islote en su parte izquierda y, al frente, la playa y, tras ella, la ciudad de Donosti. Es una imagen recurrente y que todos tenemos clavados en nuestra memoria. Una fotografía que siempre se toma desde los condominios del Monte Igueldo, desde cuyo mirador se puede tomar esta icónica imagen.
En esta elevación del terreno se encuentra el Hotel Monte Igueldo, un negocio cuyos orígenes se remontan a la Belle Époque.
Un grupo de amigos, emprendedores todos ellos, decidieron crear un centro de ocio en lo alto del Monte Igueldo. “Aquí no había nada, solo estaban los restos del antiguo faro de la ciudad del siglo XVIII”, recuerda Marymy Pascual Maestre, directora del complejo hostelero.
Aquellos emprendedores supieron ver el potencial de un “monte pelado, donde no había árboles, ni vegetación, ni nada” y decidieron construir un funicular para acceder a la cima y un casino-restaurante que se inauguró el 25 de agosto de 1912.
Pascual recuerda que los periódicos de la época hablaron de “la vista más bella del mundo” a la que hacíamos referencia al principio. “Estamos muy orgullosos de decir que la imagen más internacional de San Sebastián es gracias a la creación de la sociedad Monte Igueldo”, sonríe esta responsable.
Aquel casino restaurante se fue deteriorando con el paso de los años (su actividad de juego tampoco fue permitida en la dictadura de Primo de Rivera y el régimen franquista) y, en el año 65, el antiguo edificio se destruyó para levantar, sobre los mismos cimientos, el actual hotel, que empezó a andar en mayo del 67.
Desde entonces, cuatro generaciones consecutivas han estado gestionando este negocio y “las siguientes que ya están empezando a crecer y a involucrarse”, en palabras de Pascual.
¿Cómo se mantiene esta tradición familiar? “Lo vives desde pequeño. Las conversaciones del domingo también giran en torno a lo que pasa aquí. Y ya te vas involucrando, vas sabiendo, vas conociendo y es bonito”, reflexiona esta directiva, quien confía en ese relevo generacional.
La directora general asegura que el negocio ha sabido adaptarse a los tiempos. “Nuestra historia es la evolución histórica de esta sociedad”, señala. Con 50 años de vida, el hotel se ha ido adaptando a la historia, la sociedad y la forma de vida. “En los años 20 se prohibió el juego, por lo que se convirtió en un restaurante con baile. En los años 60, cuando las televisiones llegaron a todos los hogares, empezó a decaer el baile. Era el boom del turismo y se decidió construir el hotel, en el que hubo unos años buenos y otros malos, con la crisis del petróleo”, recuerda Pascual, asegurando que aquellos fueron “años muy duros”.
Pero, sin duda, “el gran golpe que hemos recibido, sobre todo en la industria del turismo, ha sido el Covid, del cual con mucho esfuerzo nos hemos recuperado”, sentencia.
Marymy Pascual saca pecho de la gestión profesional que se ha hecho de un establecimiento tan legendario e icónico como el que ella regenta. “Nuestro mayor logro es tratar esto como una empresa; es decir, esto no se ve como algo familiar, esto es una empresa y hay que tratarlo como tal. Si queremos que esto siga adelante, nadie tiene preferencia sobre nadie y aquí a todo el mundo hay que tratarlo como si fuera un cliente”, expone.
La buena gestión y la prudencia son también clave para haber logrado esta supervivencia. “No nos endeudamos”, explica Pascual. “Una de las claves para habernos mantenido tantos años y recuperarnos de los reveses que han ido sucediendo a lo largo de la historia es tener una buena gestión, saber hasta dónde, como una empresa pequeña que somos, podemos endeudarnos”, señala.
Un punto donde reconoce tener el apoyo de quien les conoce y sabe cómo son para aconsejarles por dónde y en qué momento ir. “Banco Sabadell es un partner, un compañero de viaje importante para nosotros, sobre todo por la cercanía, porque nos conocen, saben cómo somos, cuál es nuestra problemática, cuáles son nuestros puntos fuertes”, enumera, reforzando que la relación es muy estrecha “y lo ha sido siempre”. “Todo está basado en la confianza y en que nos ayudan en muchos aspectos”, enfatiza.
Además, asegura que ha sido en los momentos más críticos (como la crisis del petróleo o el Covid) cuando más respaldados se sintieron por Banco Sabadell. “Cuando necesitas hablar con alguien, ahí están y son siempre las mismas personas, cosa que también es muy importante, porque ya nos conocen”, señala.
En este punto, también menciona que mantienen un acuerdo con AccorHoteles para la comercialización de habitaciones, pero que siguen siendo independientes.
El hotel tiene 123 habitaciones en las que se alojan desde personas anónimas hasta celebridades de diversas industrias y campos, aunque el Hotel Monte Igueldo hace gala de no dar nombres. Algo que se remonta desde cuando arrancó la actividad de un casino privado. “Lo más gratificante es que el cliente se vaya contento”, asegura. De ahí que la discreción corra por las venas de sus gerentes. “Aquí la gente puede estar tranquila de que nadie va a comentar nada que no deba. Es una filosofía, simplemente”, refuerza.
Este negocio también tiene un restaurante panorámico (“la parte de restauración es muy importante en este establecimiento”, señala su directora), así como muchas salas de reuniones. Con una media de 50 empleados, el Hotel Monte Igueldo tiene un “buen equipo de cocina” formado en el Basque Culinary Center, encargados también de servir las viandas en reuniones familiares y empresariales.
“Nuestros proveedores son locales”, asegura Pascual, porque el cliente también busca esa cocina vasca. “Busca cercanía, conocer un poco la cultura de esta tierra”, expresa.
Pero la joya de la corona es la piscina en los meses de verano, desde las que se puede ver no solo la Concha sino todo el Golfo de Vizcaya, desde Cabo Machicaco hasta Biarritz (Francia). Una localización que ha sido utilizada en muchas películas, anuncios (como los de Codorniu) y series, como la que va sobre Cristóbal Balenciaga. “Las escenas que se supone que están en la Costa Azul, se hicieron en la piscina del hotel hace dos años más o menos”, recuerda con cariño nuestra interlocutora.
“Quien viene y quien elige el Hotel Monte Igueldo lo hace por nuestra ubicación. Les gusta la tranquilidad, les gusta estar aquí con las vistas, intentamos dar un buen servicio y sobre todo que el cliente te reconozca el esfuerzo que haces por intentar complacer”, refuerza nuestra interlocutora.
Marymy Pascual concluye asegurando que el Hotel Monte Igueldo es un hotel único. “Es único por el enclave donde nos encontramos, el cliente que nos visita viene ya buscando esta exclusividad, este saber hacer de muchos años, nuestra gastronomía de cocina vasca”.
“Negocios para siempre” es un proyecto que trata de reconocer algunos de estos negocios que representan una forma única de tratar el producto que manejan y relacionarse con sus clientes.
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