La pandemia ha modificado nuestras rutinas y ha desplazado la atención mediática del cambio climático, pero basta echar un vistazo alrededor para comprobar que sigue avanzando.
El calentamiento global es una de sus consecuencias más evidentes, pero no es la única. Existen evidencias científicas acerca de los ciclos de calentamiento y enfriamiento del planeta Tierra. Sin embargo, a partir de la Revolución Industrial se observa un cambio en la pauta «natural» debido a la acción del ser humano. Este nuevo modelo de producción y consumo marcó el inicio de un nuevo sistema económico y transformó por completo las sociedades: la población comenzó a aumentar de manera exponencial, y también su uso de los recursos.
Sucedió lo mismo con las emisiones de gases de efecto invernadero. Aumentaron como consecuencia de la expansión del modelo industrial con consecuencias cada vez más impactantes para el medio ambiente: el derretimiento de las masas de hielo de los polos y la subida del nivel del mar, la destrucción de entornos naturales que provoca la desaparición de la flora y la fauna, la desertización de buena parte de la superficie, la absorción de demasiada cantidad de CO2 en los océanos o la aparición de fenómenos meteorológicos extremos, son algunos ejemplos.