Cuando imaginamos los efectos del cambio climático pensamos en el deshielo de los
polos o en la desertización de grandes extensiones de tierra antes cultivable. Pero casi
nunca pensamos en las consecuencias en nuestra vida corriente. El cambio climático,
sin embargo, constituye también una amenaza para un elemento básico en todos los
hogares: el inodoro.
El sistema de saneamiento, basado en la disponibilidad de agua y en la innovación que
supuso en su día el sifón hidráulico y las cisternas domésticas conectadas a una red de
desagüe común, fue un avance básico para la salubridad pública y aceleró el proceso
de urbanización ligado al desarrollo industrial. Ahora, en un momento crucial debido a
la crisis sanitaria, este salvavidas en la lucha contra la transmisión de enfermedades no
está asegurado porque es vulnerable ante la virulencia de los episodios climáticos
(lluvias torrenciales, inundaciones y sequías). Un sistema básico para el funcionamiento de las ciudades corre peligro.