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El valor de la huella hídrica

Al día, consumimos mucha más agua de la que pensamos. Además de la que empleamos para beber, lavar la ropa o ducharnos, mucho de lo que comemos utiliza una gran cantidad de agua desde su producción hasta que llega a nuestra cocina. A esto se le conoce como huella hídrica.

Por ello, evitar el desperdicio de nuestros alimentos es esencial para un buen uso de nuestro agua dulce.

De seguir a este ritmo, la población mundial en el año 2050 alcanzará los 9.000 millones de personas

Con estas previsiones, la FAO calcula que, para abastecernos, la producción mundial de alimentos tendrá que crecer entre un 70 y un 100% más de lo que ya se produce hoy en día. 

Esto supone un reto sin precedentes, en el que, con un planeta en el que los recursos son finitos, debemos ser más responsables que nunca a la hora de alimentarnos y consumir. De lo contrario, los efectos en estas fuentes naturales pueden ser devastadores para gran parte de la población.

Nuestro impacto en el mundo

Muchos de los gestos que tenemos en nuestra vida diaria pueden tener consecuencias enormes en el ciclo de regeneración de nuestro planeta. Es por ello que tenemos que cuidar de nuestro entorno. Estos son solo algunos de los datos sobre el impacto que tenemos en el mundo ahora mismo:

  • Cada año, un tercio de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia antes de su consumo. Esta cifra supone un desperdicio de cerca de 1. 300 millones de toneladas de alimentos al año
  • La huella de carbono del desperdicio de alimentos se estima en 3 300 millones de toneladas de equivalente de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por año (8% de las emisiones GEI).
  • El volumen total de agua que se utiliza cada año para producir los alimentos que se pierden o desperdician es de 250km3. Equivale al 21% del agua superficial y subterránea consumida en el mundo.
  • Del mismo modo, 1 400 millones de hectáreas -el 28% de la superficie agrícola del mundo- se usan anualmente para producir alimentos que se pierden o desperdician
  • La agricultura es responsable de la mayoría de las amenazas a las plantas y especies animales en peligro de extinción controladas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
  • Sólo un bajo porcentaje de los alimentos desperdiciados es compostado: una gran parte termina en los vertederos, y representa un porcentaje elevado de los residuos sólidos urbanos. Las emisiones de metano de los vertederos representan una de las mayores fuentes de emisiones de GEI del sector de los residuos.
  • El compostaje doméstico puede desviar potencialmente hasta 150 kg de residuos de alimentos por hogar al año y que no terminen en el sistema local de tratamiento de basuras.

La huella hídrica de un producto hace referencia a la apropiación, directa e indirecta, de los recursos de agua dulce que hacen falta para producir ese mismo producto. 

Por ejemplo, la huella hídrica de una hamburguesa conlleva el agua dulce que se ha empleado para cultivar el cereal del que se hace el pan, obtener el queso, producir la carne de vaca, crecer la lechuga, y producir un sobre de ketchup: para todos estos elementos de una sola hamburguesa, la huella hídrica es de 2.529 litros. Y así con multitud de productos: una manzana necesita 125 litros de agua, una botella de bebida carbonatada de medio litro 185 litros, y 100 gramos de jamón cocido, 910 litros.

La huella hídrica se mide en tres tipos de componentes, según su origen: azul, que es el agua superficial o subterránea, evaporada o incorporada; verde, que es el agua de lluvia evaporada o incorporada, y gris, necesaria para que el medio receptor asimile los contaminantes vertidos.

Por ello, la huella hídrica es un indicador ambiental que representa los recursos de agua dulce necesarios para los productos y servicios que consumimos. Tenerla en consideración puede ayudarnos a conocer mejor la relación entre el agua y los alimentos que consumimos y, por tanto, a realizar una gestión más sostenible en procesos productivos.

La huella hídirica de una persona en España es de 6.700 litros al día, teniendo en cuenta el consumo directo (el que usamos para beber, lavar y ducharnos) y el indirecto (el agua utilizada para producir lo que comemos lo que vestimos). 

De esos 6.700 litros, el consumo directo supone tan solo un 1% de nuestra hídrica; sin embargo, la alimentación se lleva un 80%.

Esto en cuanto a lo que consumimos, pero ¿qué hay de lo que no se consume? Casi el 30% de la producción mundial de alimentos se desperdicia cada año, lo que conlleva, además del despilfarro de comida, también de agua, ya que estaríamos desechando también toda la que se ha utilizado para la producción de ese producto alimenticio.

Pioneros en la reducción de la huella hídrica

Gestionada por Cetaqua (el Centro Tecnológico del Agua de SUEZ España) y promovida por la Water Footprint Network y el organismo certificador DNV-GL, EsAgua es la red pionera en España de entidades comprometidas con la reducción de su huella hídrica

EsAgua promueve el uso responsable y eficiente del agua en el tejido empresarial, las entidades públicas y a la sociedad en general, dando a conocer el concepto de huella hídrica y compartiendo conocimiento metodológico, así como experiencias de éxito en materia de sostenibilidad. 

Un proyecto de La Razón Content para

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